LA RISA

Ríete de ti misma La risa es una potente herramienta curativa para las penas del alma, pues descarga tensiones y alivia pesares. La sensación de bienestar que provoca se debe a que con ella se liberan los afectos que proporcionaban malestar. Ésa es, entre otras, la razón de que se nos escape en momentos poco oportunos, como en un funeral o frente a un tribunal examinador.

El principio de placer y el impulso de vivir alivian o contrarrestan la tensión característica de tales situaciones.

UNA VÁLVULA DE ESCAPE La capacidad para la risa se adquiere en la infancia. Los padres que saben relativizar los contratiempos transmiten a sus hijos más y mejores instrumentos para defenderse de la adversidad que aquéllos que buscan enseguida culpables, porque se angustian ante las dificultades. Los hijos, por su parte, pueden identificarse con padres depresivos que, por dificultades psicológicas, apenas se ríen o no consiguen ser felices cuando están juntos ni disfrutar con lo que tienen en común.

Según Sigmund Freud, el humor que provoca la risa tiene efectos terapéuticos porque, en las situaciones difíciles, ahorra sufrimiento.

La diferencia entre la depresión y el humor, se encuentra en que mientras en la primera situación, nos castigamos por culpas inconscientes, en la segunda, sabemos protegernos de las dificultades.

La risa es la mejor válvula de escape para decir lo que no nos gusta, para evadirnos o para responder a una agresión. Pero es, sobre todo, el mejor remedio para sentirnos bien con nosotros mismos. En algunos casos, puede constituir una liberación de sentimientos contenidos. Sus efectos curativos alcanzan a enfermedades de todo tipo.

Cuando somos capaces de reírnos de nosotros mismos y poner cierta dosis de humor a lo que nos ocurre, podemos asegurar que hemos alcanzado una madurez psíquica saludable, que nos ayudará a disfrutar de la vida, porque desdramatizar los conflictos aumenta la estabilidad emocional.

Cuando nos reímos, somos capaces de matizar los problemas y aliviar las tensiones, contribuyendo así al bienestar diario. Pero la conquista del sentido del humor y la capacidad para la risa resultan imposibles si no se ha alcanzado un cierto grado de autoestima.

Las personas muy narcisistas o con miedo a sus impulsos, así como aquellas que se agotan en luchas internas, difícilmente pueden desarrollar esta capacidad. Son muchos los efectos saludables que proporcionan la risa y el sentido del humor, tanto para uno mismo, como para los demás.

Sus ventajas son:

• FACILITA LA COMUNICACIÓN con los demás, porque permite expresar ideas y afectos que, sin el filtro del humor y la risa, resultarían inviables.

• TIENE UN VALOR PEDAGÓGICO, pues le enseña a los hijos que sus padres sienten la alegría de vivir. Los niños se contagian de esta euforia porque se identifican con sus progenitores por amor.

• ES EL MEJOR ANALGÉSICO contra el dolor anímico. Es como un chaleco antibalas contra las dificultades de la vida y las emociones negativas. Se trata de una de las mejores herramientas para liberar tensiones internas y malas sensaciones.

• ES UN CALMANTE CONTRA EL ESTRÉS. Cuando somos capaces de encontrar y rescatar el lado divertido de lo que nos ocurre, se alivia el malestar y nos sentimos mucho mejor. La irritación y la tristeza que se esconden tras el cansancio se reducen.

• AUMENTA LA AUTOESTIMA. Las personas que son capaces de reírse de sí mismas se conocen bien y se aceptan como son. Esta capacidad nace de la humildad y de la modestia: pueden reconocer sus fallos y asumirlos sin dejar de quererse por ello.

• PROVOCA OPTIMISMO y aumenta la sensación de sentirse bien con uno mismo, lo que se convierte en un imán para que los demás quieran estar contigo.