martes, 22 de noviembre de 2016

El niño de la boda,perdón de la bola.


Entró en un sueño; la gente iba llegando a  la iglesia como sí de una procesión de Semana Santa se tratara, incluso le pareció ver  un carrito llevando al divino pastorcito, iban asistir a la gran boda, tomando asiento en aquella especie de representación bollywooliense,donde había cientos de convidados que ninguno le resultó familiar,al menos no eran  familia o conocidos del novio.  
Y ella,que no parecía querer separarse de aquel enorme pastel de carne, lo vió, primero como si de un actor hindú se tratase ,luego llego el momento de los novios, la novia con un vestido verde propio de un hada o una  copia de Campanilla de Peter pan, apareció él ,la miró e hizo una mueca de desagrado, ó ¿tal vez era tristeza?, probablemente era dolor.
Ella no sintió nada, al fin y al cabo era tan solo una invitada, todo se diluye y...... años atrás una escena parecida, no era una ceremonia de boda sino un baile con un publicó silencioso, Él se llegó entonces a su querida con los brazos abiertos, en los cuales se arrojó ella, sin poder dominar el amoroso arrebato de su alma y de su sangre.
La estrechó frenéticamente a su corazón y el mundo y el cielo desapareció, hubo un crujir de huesos, loco, seguía estrechándola contra su pecho, ignorante de que le había dado muerte. Lo vió llegar con el cuchillo, supo que iba a ser herido: pero no hizo nada para defenderse, por no soltar a su adorada.
Solo cuando el cuchillo atravesó su corazón abrió los brazos,desplomándola en el suelo y cayeron juntos los dos amantes, ante la mirada imperterrita del niño de la bola que de niños los había visto crecer.
Y es que hay amores que matan.

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