"Una promesa es una promesa”. Decía la madre de Forrest Gump , y
eso enseñe yo al mío ,con nuestro viaje a New York. Y no era consciente de lo
importante que era en mi vida Tom Hanks hasta que comenzó nuestro viaje
,de Diego y una amiga que quiso acompañarnos.
Por temas laborales
míos elegimos la segunda quincena de septiembre. Una semana antes hubo un
atentado en N York en la calle 23 ,a escasos 300 m de mi hotel, la cosa no
comenzaba bien y unido a mi miedo a pasar tantas horas en un avión me hacían
dudar de haber elegido un buen destino.
Tras un vuelo sin problemas, entramos en el país y llegamos al aeropuerto internacional John F. Kennedy ,un
aeropuerto muy bien organizado y
delimitado, pero al pasar aduana me retuvieron en una oficina aparte y comenzó
mi afinidad con T.Hanks en “la terminal”
recordé la película y entendí como se sentía el protagonista, el motivo mi
nombre y apellido, demasiadas Marías en España e Hispanoamérica, inútil fue
decir que mi nombre no era ese sino M del Mar, nos tocò a las marías a los Rodriguez ,y mas ez que acuñaba en el
mismo lote. Allí perdí una hora de mi valioso tiempo ,no contaba con la cumbre
mundial de la ONU y que habían decido acompañarme en mi visita neoyorquina todos
los mandatarios del mundo incluido el rey.
Después de llegar al hotel de nombre rarísimo cerca de la 5
avenida y convencer al de recepción que yo debía dormir allí , salimos a vivir
la calle, nuestro primer encuentro fue con el maravilloso Flatiron de Spiderman
y la calle rebosante de gente y de olores a comida, luego nos subimos al Empire
State , yo deseosa de encontrarme con Ton Hanks allí de la película algo que
recordar.
No hubo tan feliz encuentro pero si las maravillosas vistas
del York iluminado, nos contaron que hay un convenio con el ayuntamiento para que
todos los edificios estén iluminados hasta las 12 de la noche,asi pueden verse
torres de de oficinas vacias ,llenas de
luz
Avanzamos hacia Times Square cenando un halal con sabor a
brasa en la calle, cansados y agotados volvimos al hotel en una bicicleta
humana.
Los días siguientes fueron frenéticos de pisar las calles y
sentirme especialmente en el escenario de tantas películas , mi hijo no conocía
ninguna, por supuesto.
De New York me traje la sensación de que las películas
policiacas son mentira, no hay tanto crimen en la ciudad de hecho me parece
mucho más segura que Madrid, dicen que Giulliani tiene mucho que v r con su Tolerancia cero, quien delinque cárcel o multa
y nadie quieren correr riesgos, también me llamó la atención la estructuración
de títulos y salarios, entendí que es la ciudad o el país de hacerse uno mismo,
porque el esfuerzo siempre sale recompensado, me sentí un poco conservadora
pero… acostumbrada a ver a mi alrededor gente que privilegiada por un sueldo
vitalicio dejan a sus compañeros con el montante de todo el trabajo ,con la
excusa de unos derechos laborales adquiridos por una más que dudosa oposición,
me sentí identificada con la idea de si trabajas cobras, sè que estamos mucho
mejor en cuanto a derechos sociales que ellos, pero no estaría de más un modelo
intermedio.
Me pareció una ciudad acogedora, especialmente me sentí bien
al bajar en un restop camino de Washington y ver como todo el mundo hablaba
castellano, delicioso.
En la piscina reflectante del memorial a Lincoln me sentí un
poco Jenny y otra vez espere encontrarme con Tom Hank, pero no fue posible, mi Forrest
no apareció cruzando la piscina para encontrarme snif snif. Seguí buscando a
Tom en los lugares de tienes un email.
Hay tanto de que hablar de... Otoño en New York.
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