viernes, 6 de enero de 2017

El anillo de la tia Juana y Madame Pompadour




Este anillo podría decirse que es de estilo Art Decó, del primer tercio del siglo XX, una sortija con piedra central de corte marquesa redondeada de un halo de diamantes sobre oro blanco,la piedra central diamante rosa, cuya forma tipo marquesa proviene de una leyenda sobre la favorita del rey sol,  con su forma quiso recrear la sonrisa de la marquesa de Pompadour.
¿Cómo un anillo de este tipo recayó en mi abuela Isidra?
Mi abuela era una mujer muy sencilla,de campo,que lucia unas arracadas doradas como todas las mujeres extremeñas de su época y aparte de esos zarcillos ,las únicas joyas que tenía guardadas eran el flan de los domingos y algún huevo kínder para sus bisnietos, el anillo de bodas que llevaba fue un regalo de su nuera Lola.

Rebuscando entre sus cosas, (algo natural en mí), encontré dos anillos uno más llamativo que otro y con un diseño antiguo, me lo puse y se lo enseñé dijo que se lo había dado su hermana, la tía Juana.
 La tía-abuela , era una señora viuda de guerra que pasó la vida sirviendo para alimentar a sus hijos, " como tantas madres de la posguerra española", mientras sus dos hijos quedaban al cuidado de mi abuela.
 Ya muy mayor,yo siempre la conocí así,le gustaba venir en verano al País Vasco a casa de su hermana,porque se estaba fresquito aquí vió por primera vez el mar junto a otra hermana Antonia, fue un momento enternecedor, llevarlas a la playa y ¡¡¡ no lo veían!!! ellas observaban una tierra muy plana, hubo que acercarlas al agua para que supieran que todo aquello tan intenso,era agua.
Eran dos ancianitas redondeadas muy graciosas, la tía Antonia y la tía Juana, con ese deje castúo y esa voz gutural que las hacia inigualables frente a mi abuela, más seca y enjuta.
El anillo no tuvo mayor importancia en mi mano  hasta que lo lleve a un joyero en Madrid,donde una amiga trabajaba en su casa de asistente, estaba sucio por dentro, no me cobró por su limpieza, pero me dijo él..."no sabes lo que llevas en la mano, sino no te lo pondrías".
 Hasta ese momento era un anillo raro para la época que llamaba la atención por eso en los años 80 no era atractivo su diseño para jovencitas de 20 años, yo lo llevaba porque era regalo de mi tía-abuela.
Orgullosa de mi sortija, lo conté en la familia y ahí fue donde destapé la caja de los truenos, como si fuera una cosa de importancia capital, incluso maridos de primas de mis padres (que mira que me pillan lejos), comenzaron hablar de mi anillo.
Cuando la tía Juana murió se reavivó el tema, ella tenía hija y nieta y debían conservarlo ellas, pero nadie me lo pidió personalmente. Mi tía se lo regaló a mi abuela, sus buenos motivos tendrían y yo lo herede de la mía, y mientras viva lo llevaré en la mano.
Cuando llama la atención y me preguntan por él,les relato su historia, una joya de más de 100 años que una señora rica de Madrid le regaló a su sirvienta por los servicios realizados, que la tia Juana se lo regaló a su hermana (mi abuela) por haber cuidado de sus hijos durante años y que mi merito fue ser una mezucona (que diría mi abuela) haberlo encontrado en un cajón y habérmelo puesto en el dedo.
Una vez que se lo preguntaron,ella salió del paso diciendo que ella no sabia nada ,aunque sé que la tia Juana tambien querría que lo llevara yo. 
Dicen que las personas siguen vivas mientras se las recuerde y ella sigue viva en mi relato
"Tía esta prendita no te olvida".

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