domingo, 19 de abril de 2020

En el castigo llevamos la penitencia


                                      Video hecho por una auxiliar desde la residencia  Ego gain de ancianos de Eibar.

La vida nos está dando una dura lección.Cuando el virus asomó sus patitas, supimos que su manjar preferido eran los cuerpos castigados por los años,no nos inmutamos mucho,no iba con nosotros. El virus era glotón y comenzó a devorarlo todo, libertad, nuestra economía ,empezó a llevarse algún joven,algún niño, también a todos que osaban hacerle frente
En esta batalla los abuelos no tenían voz, asustados miraban con ojitos doloridos. Fueron apareciendo muertos en residencias, un día y otro, los hospitales que ellos construyeron con sus impuestos y duro trabajo,se colapsaban y no había sitio para ellos.Pasó un mes, ya estábamos rodeados de caos, zozobra, miedo, muerte, ellos seguían asustados, callados y nadie habló por ellos.
En países aliados bajo el eufemismo de la muerte digna lo dijeron claramente,no había sitio para ellos,no eran útiles para la sociedad,nuestros muertos eran culpa de  nuestra cultura familiar,de relacionarnos con nuestros abuelos.Eramos responsables de que murieran por quererlos cerca.
El karma visitó a aquel que dijo que debíamos sacrificar la vida de nuestros mayores.
Mientras, los alejamos, solos en su casa, en las residencias con el enemigo rodándoles cerca.
La famosa palabra TRIAJE cuyo significado desgraciadamente hemos conocido,no se aplicó con ellos
Cuando todo estalló, cuando las escenas dantescas llenaban sus residencias seguimos quietos, dos meses después ante el desespero de sus familias que llegaban a sus puertas sin saber a quien recurrir;a las televisiones, alcaldes, incluso al ejército, en definitiva a alguien que quisiera defenderlos . ¡ al fin! los gobernantes correspondientes  tomaron cartas en el asunto, fueron los últimos (parece que estadisticamente sus votos no eran importantes) y... aparecieron los números a miles, ahí no hubo grandes recriminaciones era competencias de sus propios territorios y lavaron los muertos en casa.Aunque el macabro número si ha sido utilizado para la guerra de estadísticas.Y que nos importa ya los números, nos importan ellos, como dice el tango de Carlos Cano:
   Con vida se los llevaron 
   y con vida los queremos.
Con vida los que están en las residencias y con vida los saquen de los hospitales.
Que nos perdonen por lo que les hemos hecho, en  el castigo llevamos la penitencia, no les protegimos y el virus ganó la batalla. Arrastrando con la suerte de nuestros mayores a sus cuidadores ,las familias de los cuidadores,los sanitarios que intentaban salvarlos y así como fichas de dominó cayó todo nuestro mundo.

Conociendo que eran lo que el virus deseaba,debimos haberlos amurallados, cerrado sus recintos como ante la peste las ciudades medievales,protegerlos (donde sus cuidadores se confinaron con ellos, los salvaron y salvaron a sus propias familias).
 Aun así ellos han sido generosos, nos han hecho un último favor antes de irse, nos han mostrado como sera nuestro futuro porque los siguientes abuelos seremos nosotros. La única catarsis que nos queda es colectiva mente pedirles perdón.

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