domingo, 11 de abril de 2010

LA NIÑA DE LUTO

>Hace años me impacto la película “La niña de luto “ con Alfredo Landa y M jose Alfonso. En ella se satirizan las costumbres de antaño,de aquellos lutos interminables. Los novios posponen una y otra vez su boda porque en la familia de Rocio muere sucesivamente familiares viejos deben guardar un año de luto y la prohibición de salir a la calle.Al final El se va y la deja. A mi , pequeña y amante de un final romántico me produjo una enorme tristeza. Este jueves a las 20:30 cuando venia de visitar a mi padre ,me detuvo un accidente espectacular tipo película americana, lleno de ambulancias coches de policía y bomberos, nos hicieron retroceder porque había muertos y tomar otro camino. La realidad fue de lo más cruenta y cuatro niños porque con 16,17 y 20 años son niños, habían perdido la vida. El sábado asistí al funeral porque una de las niñas era conocida. Ya el funeral no me gustó oficiado por unos sacerdotes que cumplieron el ritual y punto, aquellos féretros con coronas merecían un sermón más personal e intimo. Salí con una sensación de irrealidad de una ceremonia que me supo a cartón y fui con unas amigas a tomar un café.
Sentada en mi silla me entró una angustia vital al comprobar que una de las hermanas de la niña(de 15 años) fallecida se sentaba riendo con unos amigos y posteriormente se iba con ellos, en plan colegas , riendo y hablando. Al poco vi pasar al padre con sus hermanos que iban a tomar algo a un bar. Que enorme tristeza me produjo aquella niña muerta y recordé las rimas de Becquer ¿Vuelve el polvo al polvo? ¿Vuela el alma al cielo? ¿Todo es sin espíritu, podredumbre y cieno? No sé; pero hay algo que explicar no puedo, algo que repugna aunque es fuerza hacerlo, el dejar tan tristes, tan solos los muertos. De la alta campana la lengua de hierro le dio volteando su adiós lastimero. El luto en las ropas, amigos y deudos cruzaron en fila formando el cortejo. Del último asilo, oscuro y estrecho, abrió la piqueta el nicho a un extremo. Allí la acostaron, tapiáronle luego, y con un saludo despidióse el duelo. La piqueta al hombro el sepulturero, cantando entre dientes, se perdió a lo lejos. La noche se entraba, el sol se había puesto: perdido en las sombras yo pensé un momento: Dios mío, qué solos se quedan los muertos! Pensé con tristeza todo lo que estábamos perdiendo, ni una cosa ni otra. Hoy volví a pasar por el lugar del accidente y busque un signo de la tragedia y allí estaban en tres postes distantes, alli estaban las flores, había tres ramos. Respiré aliviada y por un momento pensé aún queda un sentimiento

3 comentarios:

Mascayemas dijo...

Triste historia. Ya sabes el dicho, reir por no llorar. Recuerda que estamos en primavera, tocan artículos, cuanto menos, luminosos.

Que ni la vida ni los sindicatos nos amarguen la primavera.

Anónimo dijo...

Es curioso observar tantas sensaciones expresadas como si fueran gemelas de las mías.
Es como si me hubieran preguntado: ¿Es eso lo que querías decir?
y yo ya en la otra vida, me quedase como el muñeco perruno del coche de mi vecino.
....
" Salí con una sensación de irrealidad de una ceremonia que me supo a cartón ............"
Así son, también, muchas de las cosas que veo cada día mas a menudo.
Menos mal que siempre nos quedará Becquer ...........

pepe dijo...

es una triste historia... un abrazo

tu amigo

pepe