El,subió al mundo superior donde habitan las ideas eternas,únicas,inmutables,lo verdadero.
Enredó entre las cosas que allí moraban libres y la encontró.Feliz capturó la idea que llamamos amor y lleno de fe y esperanza bajó al mundo sensible a dar forma con sus manos esa idea que le perturbaba.
Cogió una paleta y comenzó a dibujarla,la imagen fue tomando forma,con un pelo moreno y largo,unos ojos expresivos y una boca dulce que él añoraba besar,la hizo y la deshizo hasta que dio con la idea que había robado del mundo superior.
Durante años guardó aquel retrato en su corazón,no importaban los años,las décadas,estaba feliz de poseerla.
Y un lejano día en un lugar remoto,ella abrió un viejo álbum de fotos y se encontró con una imagen que ella no recordaba,estaba segura de no haberla visto nunca ,no recordaba el instante en que el fotógrafo había sacado la instantánea.
Si conocía el vestido que portaba y recordaba haber tenido el pelo tan largo,no había duda que era ella,debía tener por entonces unos diecisiete años,pero por más que escudriñó en su cabeza no dio con ese momento del retrato.Con tristeza por no poder recordarlo cerró el álbum y pensó:
"Hay momentos en la vida que merecen haber sido vividos"
2 comentarios:
Para un pintor de sueños, los trazos nunca desaparecen de su mente y aunque su musa se esfume del mundo real, puede estar tranquila que nunca envejecerá, porque él la volverá a crear igual, una y mil veces, en el lienzo de su corazón.
Tienes razón anónimo,porque no es esa fotografía lo que se ama,sino ese instante único,que puede ser una noche cualquiera en el que el alma concibe la figura imaginada,no visible sino pensable,indivisible e inmortal.
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