lunes, 19 de agosto de 2019

Estambul




Tras un breve paréntesis, vuelvo a escribir desde la misma butaca de hospital, el paisaje es el mismo,  los protagonistas han cambiado ,ya no queda nadie de una semana atrás .Pero mi padre como no podía ser de otra manera se ha hecho con la situación, las enfermeras lo han adoptado como abuelo a querer y él ha hecho amigos de pasillo.
A lo que vamos;
31 años después me encuentro con una ciudad diferente, no recuerdo que me impulsó a ir la primera vez, probablemente la llamada de Santa Sofía. Esta vez, las ganas de conocer la nueva Turquía que me atrapa en Nova, si señores; confieso que veo telenovelas turcas (la madre de mi rubia tiene la culpa que nos envició) Fatmagul, Kara para ask y Medcezir.
Aquel Estambul era más arcaico e islamizado, yo con mi trajecito rosa palo levantaba la mirada de los turcos y no era porque fuera más joven o bonita, sino diferente a las mujeres vestidas con abayas.
Ahora reconozco que ya no tengo ni edad, ni atributos para un giro completo. Excepto por mi pelo no destacaría en el vestuario del resto de mujeres.
Me hospede en el Hotel Tilia, yo no pido mucho a los hoteles; sabanas y baños limpios, pero abrir la ventana y encontrarme la mezquita Mehmet, suplía cualquier incomodidad que pudiera tener.
La amabilidad turca me sedujo, Faruk el recepcionista me dió su istanbulcart, no supo explicarme donde conseguirla y tomo el camino corto( eso dice el experto de mi familia).
Salimos esa noche a cenar cerca del hotel, aprendí que  kebap, es carne en turco y que lo que conocemos en España con ese nombre tiene origen árabe, pero la patente es turca. Parece que el durum de España es diferente  ,más jugoso que el turco.
Mi primer viaje fue al café Pierre Lotti, el hotel estaba bien centrado y a pocos minutos pudimos subirnos al 86V en la calle sehzadebasi 

. El bus nos paró en la mezquita Eyup, un magnifico monumento y centro espiritual para los musulmanes del mundo ,como una Lourdes nuestra, después de la preceptiva ablución entré  en contacto con el mundo espiritual de Alá.
Después tomamos el funicular pagando también  con la istambul cart,que por cierto era gratis por ser la fiesta del cordero.
La fiesta del cordero, rememora el sacrificio de nuestro Abraham, una especie de semana santa musulmana, donde se cierra gran número de negocios ,entre ellos el Gran Bazar y mercado de la especias. Una pena, bueno  me ahorre una subida de adrenalina y bueno  para mi visa que no se usó en cosas que probablemente no necesitaría.

Llegamos la café Lotti y allí, sentí la mirada de Ezel sobre mi cogote y admire in situ los paisajes que tantas veces vi en Nova.
Después volviendo al 86V, bajamos hasta la plaza de sultán Ahmed ,buscando santa  Sofia y la Mezquita azul.
No daba el tiempo para muchas cosas más, espero con ansia el viaje con mis amigas el próximo año (veré todo lo que quiera)ir con hombres limita mucho las visitas ,más interesados en las birras que en el raki y en el futbol que en las cisternas bizantinas.




El paseo por el Bósforo una maravilla, aunque yo pendiente de la casa de Elif, estaba cerrada, no sé si sus verdaderos dueños estaban de vacaciones o simplemente vacía.
Estambul es un hasta pronto.

No hay comentarios: