domingo, 11 de septiembre de 2011



Para qué pensar ,si ya lo hizo Pablo Neruda y no lo voy hacer mejor ;Soneto LVI ,bello poema.









Acostúmbrate a ver detrás de mí la sombra
y que tus manos salgan del rencor, transparentes,
como si en la mañana del mar fueran creadas:
la sal te dio, amor mío, proporción cristalina.

La envidia sufre, muere, se agota con mi canto.
Uno a uno agonizan sus tristes capitanes.
Yo digo amor, y el mundo se puebla de palomas.
Cada sílaba mía trae la primavera.

Entonces tú, florida, corazón, bienamado,
sobre mis ojos como los follajes del cielo
eres, y yo te miro recostada en la tierra.

Veo el sol trasmigrar racimos a tu rostro,
mirando hacia la altura reconozco tus pasos.

bienamado, bienvenido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo curioso de la poesía es que en muchos casos no tenemos ni idea de qué es lo que el autor ha querido plasmar en sus palabras o qué cosas se le pasban por la cabeza cuando las escribió. Pero casi siempre intenta comunicarnos algo que, de otra forma sería demasiado evidente o demasiado simple. Y luego nosotros hacemos alarde de interpretación pero lo que realmente hacemos es crearnos nuestra propia interpretación de las palabras que en muchos casos difiere totalmente del sentido que le quiso dar el autor pero...

...Esa es la gracia de la poesía.

Ya lo dijo paquirrín,
La poesía es asín.