Cuando las estadísticas tienen nombre, el dolor es más grande, profundo y canalla.
Las palabras se vuelven ropajes delicados cuando tratan de callar el dolor,pero que toca llevar puestos cuando hay que ayudar agarrarse a la vida.
Querida Marisa, ayer tu madre se puso sus mejores galas se vistió con su corona y marchó al otro lado,allí probablemente la esperaba otra reina,aquella que partió hace unos meses y que estaba acostumbrada a sobrellevar las cargas que le traía la vida, y tantos otros que la esperaban impacientes y deseosos de tenerla entre ellos.
No se ha ido sola, cientos de luces la acompañan en su viaje ellos se dan la mano y desde el otro lado del universo sólo se soltaran para aplaudir cada noche a esos que cada día se enfrentan a luchar por arrebatar minutos de vida a esos seres que como ella pelean cada día.
No quiso despedirse pero dejó su chispa radiante entre los que la amasteis, y ese chispazo será como una lluvia de meteoritos que aparecerán ante vosotros en cada recuerdo.No están permitidos los adioses ni las despedidas,en estos tiempos de crisis.
Pero el futuro estará lleno de ella, en sus semillas y en las semillas que generaron estas
.No necesitó una despedida porque no se ha ido,vive en ti, en tu hermano y vive en sus nietos.
Marisa, tu eres esa semilla, vívela cada día es su mejor homenaje.
Un fuerte abrazo,el beso te lo daré cuando nuestras lagrimas no necesiten estar encapsuladas.
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