lunes, 4 de febrero de 2008

CUANDO ME VOLVI INVISIBLE

A mi bisabuela y mis dos abuelas no les ha pasado lo mismo que a la abuelita de ésta historia.Ellas que a penas viajaron han entrado en el ciber espacio.Seguro que arrugaran el hocico por el atrevimiento de su nieta,pero en el fondo estaran encantadas y riendose las tres alli donde esten,lo que es cierto es que permanece su imagen entre su numerosos nietos,bisnietos,tataranietos....y que se hallan dentro de mi corazon.

Yo no sé en qué fecha estamos ,en casa no hay calendarios y en mi memoria los hechos están hechos una maraña. Me acuerdo de aquellos calendarios grandes, unos primores, ilustrados con imágenes de santos que colgábamos…. Ya no hay nada de eso, todas las cosas antiguas han ido despareciendo .Y yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta
Primero me cambiaron de alcoba, pues la familia creció, despuse me pasaron a otra más pequeña con mis biznietas, ahora ocupo el desván del patio de atrás.Desde hace tiempo tenia la intención de escribir, pero me pase semanas buscando un lápiz y cuando al fin lo encontré olvide que debía poner.
la otra tarde me dí cuenta que mi voz también había desaparecido. Cuando les hablo a mis nietos o mis hijos no me contestan, todos hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos escuchando atenta lo que dicen. a veces intervengo en la conversación ,segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno y de que les servirá mi consejo ,pero….. no me oyen ni miran ni responden ,entonces llena de tristeza me retiro a mi cuarto antes de tomar mi taza de café ,lo hago así de pronto ,para que comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta que me han ofendido y vengan a buscarme y me pidan perdón ….pero nadie viene.
El otro día les dije que cuando me muriera sí me iban a extrañar mi nieto más pequeño dijo “ estas viva abuela”.les cayó tan en gracia ,que no paraban de reir. Tres días estuve llorando en mi curto ,hasta que una mañana entró uno de los chicos a sacar unas cosas y ni buenos días me dijo ,fue entonces cuando me convencí de que soy invisible. Me paro en medio de la sala para ver si aunque sea puedo ser un estorbo o que me miren ,pero mi hija sigue barriendo sin tocarme, los niños corren a mi alrededor, sin tropezarse conmigo.
Cuando mi yerno se enfermó pensé que podría serle útil y le llevé una taza de café que yo misma prepare. El estaba viendo televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi presencia y del té que le puse en la mesita. El café poco a poco se fue enfriando…….y mi corazón con él.
Un día los niños se alborotaron y vinieron a decirme que a la mañana siguiente nos iríamos todos al campo , me puse muy contenta ,¡¡Cuánto hacia que no salía y menos al campo!!!!El sábado fui la primera en levantarme, quise arreglar las cosas con calma, los viejos tardamos mucho en hacer las cosas y no quería retrasarlos. Cuando estaba lista esperándoles arrancaron el coche y desapareció comprendí que yo no estaba invitada tal vez porque no cabía, o porque mis pasos lentos impedirían que los demás corretearan a gusto por el bosque, sentí clarito como mi corazón se encogía la barbila me temblaba como cuando uno aguanta las ganas de llorar.
Yo los entiendo ,ellos si hacen cosas importantes, ríen , gritan ,sueñan ,se abraza y se besan y yo …….ya no se del sabor de los besos .Antes besuqueaba a los pequeños ,pero un día me día mi nieta que acaba de tener un bebe, me dijo que no era bueno que los ancianos besaran a los niños, por cuestiones de salud, desde entonces no me acerque para que no les sucediera nada malo por mi culpa, tengo tanto miedo a contagiarlos


YO LOS BENDIGO A TODOS Y LOS PERDONO..., QUÉ CULPA TIENEN ELLOS DE QUE YO ME HAYA VUELTO INVISIBLE?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una suerte que todavía haya muchas abuelas ( y abuelos) que no se sienten identificad@s con la protagonista de esta triste historia... y es que a muchos se les olvida que la juventud es una enfermedad que el tiempo cura... Me alegro de que ninguno de mis 4 abuelos fue nunca invisible... y siguen bien visibles en nuestros corazones