lunes, 20 de abril de 2015

La manta donde reside el amor


Esta noche  tejí  nuestra  manta de recuerdos,
 la fui cosiendo poco a poco ,
 hilvané los minutos y las horas,
que se llenaron de momentos y miradas. 
A pareció mi sonrisa cada mañana 
cuando sentía  tu ojos  a mis espaldas.
 Busqué los poemas y no estaban
 ¿  dónde los guardas?.  

Con una aguja trence los paisajes recorridos, 
los  pueblos y mares que vivimos.
 Volví a mirarlos y
! no los encuentro ¡¡no los encuentro!.
No están los folios que escribimos , 
no está la comida que compartimos,
 no aparecen los besos y caricias, 
no están nuestros secretos ,
yo las tejí y no están .

Los hile sobre tu cama, y ¡no los encuentro!
¿ dónde escondiste tus pensamientos?,
los tejo ,los coso, los punteo ,los hilvano y..
 la manta se vacía de sentimientos.

 La hice para ti , y ahora ya no está.
 –no está la manta sobre tu cama.
 No está en el dedo del tiempo .
 ¡no está! Ahora ¡ ya no está ¡.
  Volveré hacerte otra manta,
 volveré a tejerte otra caricia ,
 la hare con otro vuelo ,
-otra sonrisa y ¿sabes?
 No te la entregare, 
no  dejare que la guardes en ese rincón oscuro,
  donde guardas los sentimientos, 
donde la memoria llora en silencio.
 No ¡no te la dejare!.

La guardare en otro  lugar
 donde no se retengan los pensamientos, 
donde los recuerdos sean libres y nos alimenten, 
donde la memoria nos reconozca en cada minuto, 
en cada hora, donde sepamos quienes somos.

 La depositare en mis ojos  y colocaré una escalera infinita y 
¿  Quién sabe? Tal vez ,la encuentres un amanecer,
 cuando sepas donde habita el amor.

2 comentarios:

Diego dijo...

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

ALHAMA dijo...

Precioso e intenso .Luis Cernuda