Él al leerlo había sentido cosas que hacía tiempo tenía
dormidas, creo que es mágico y que está escrito con corazón verdadero.. no concebía querer de otra forma
dijo; cuando amaba, lo hacía con locura.
Hay que estar muy loco para querer sin condiciones pensó. (Sin saber entonces
que acostumbraba arrinconarlas y dormirlas demasiadas veces).
Ella tuvo replica en forma de poema y de una emotiva carta
que más que amor guardado, creía eran de ilusiones estrenadas. No lo esperaba,
estaba desconcertada, no había sido esa su intención al enseñarle sus escritos.
“Deseo probar la dulzura de tus labios, sabiendo serán veneno para este tu esclavo.
Deseo el cobijo de
tus brazos para mí, dos pétalos
de algodón blanco.
Deseo me aprieten
contra tu cuerpo y así al fin reposar mi desasosiego. “
Y toda una carta emotiva firmada por: un aprendiz de
jardinero que de vez en cuando se tomaba la licencia de soñar
Hay cosas dichas que son inexplicables, nacen de dentro y
sólo se pueden ver desde el sentimiento, aunque
a veces ni uno mismo lo entienda, no hay ni motivos ni razones .Un día te das cuenta que alguien
puede ser importante y tienes la certeza de que es y lo será.
Ella llevaba unos días eufórica, se sentía pletórica y eso
hacía que la viera bonita y la deseara más. Él a través de sus ojeras vivía
días de sonrisas y felicidad, decía que ella cada mañana iluminaba su vida,
había días mejores y peores, él no podía resistirse a verla, a componer junto a ella una melodía con la cual identificarla en la soledad, buscaba
cada día formas nuevas hacerla feliz, no
había cambiado su carácter sino porque ella estaba allí le había confesado.
Cómplices ambos día a día se convirtieron en fabricantes de un sueño.
A veces tuvo miedo de alimentar sus sentimientos, estos se
pueden engrandecer pero luego hay que sostenerlos y eso es complicado porque
con el tiempo te das cuenta que ello
tampoco es una certeza.
Y llegó el día que como aquella vieja canción, el cielo se
pintó de gris lloviendo sobre la realidad, abrigándose el suelo de hojas,
dejando tras de sí un murmullo, un lamento como una balada en Otoño.
Hace frio en el alma, la que un día deseosa de alumbrarle el
camino sujetó teas chorreándole aceite por los brazos, cerrará puertas, ventanas, echará cerrojos y
todo lo que sea necesario
para preservarse de las corrientes.
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