domingo, 31 de enero de 2016

EL FEDRO,PLATON,AMIGO Y AMANTE



Todo lo que se escribe en relación a la amistad y el amor ya fue escrito hace más de 2000 años, y si ocupásemos un poco de nuestro tiempo en leer a los clásicos podríamos llenar el Facebook de citas que resultarían actuales. De entre los filósofos clásicos mi preferido es Platón.
Este es un discurso sobre las ventajas de ser amigo sobre el amante.¿Quien a lo largo de su vida no se ha planteado frenar unos instantes de placer para preservar la amistad,diciendo mi cariño por ti es tan importante que te quiero para toda la vida?.
Estracto sacado del Fedro de Platón.

“Porque los amantes, desde el momento en que se ven satisfechos, se arrepienten ya de todo lo que han hecho por el objeto de su pasión. Pero los que no tienen amor no tienen jamás de qué arrepentirse, porque no es la fuerza de la pasión la que les ha movido a hacer a su amigo todo el bien que han podido, sino que han obrado libremente, juzgando que servían así a sus más caros intereses.”

¿Quién no ha oído decir después de ser amado a modo de reclamo -Todo lo que he dejado por ti?. La verdadera amistad no recrimina lo dado sino que goza al dar.

Escribió Platón

“Los amantes consideran el daño causado por su amor a sus negocios, traen a cuenta las penalidades que han sufrido, y después de tiempo creen haber dado pruebas positivas de su reconocimiento al objeto amado. 
 Los que no están enamorados, no pueden, ni alegar los negocios que han abandonado, ni citar las penalidades sufridas, ni quejarse de las querellas que se hayan suscitado en el interior de la familia; y no pudiendo pretextar todos estos males, que no han llegado a conocer, sólo les resta aprovechar con decisión cuantas ocasiones se presenten de complacer a su amigo”.

El amante parecerá darlo todo desinteresadamente con vehemencia y enfrentarse al mundo por la persona adorada, como mayor muestra de amor y sacrificio –lo dejo todo por ti ,que se convertirá de afirmación a recriminación –lo dejé todo por ti. Y convierte al ex amado en diana de toda critica.

Se alegará quizá en favor del amante, que su amor es más vivo que una amistad ordinaria, que está siempre dispuesto a decir o hacer lo que puede ser agradable a la persona que ama, y arrastrar por ella el odio de todos; pero es fácil conocer lo falaz de este elogio, puesto que, si su pasión llega a mudar de objeto, no dudará en sacrificar sus antiguos amores a los nuevos, y, si el que ama hoy se lo exige, hasta perjudicar al que amaba ayer.

Hay quien se justifica después de dejar de amar.

Racionalmente no se pueden conceder tan preciosos favores a un hombre atacado de un mal tan crónico, del cual ninguna persona sensata intentará curarle, porque los mismos amantes confiesan que su espíritu está enfermo y que carecen de buen sentido. Saben bien, dicen ellos, que están fuera de sí mismos y que no pueden dominarse. Y entonces si llegan a entrar en sí mismos, ¿cómo pueden aprobar las resoluciones que han tomado en un estado de delirio?



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