jueves, 15 de noviembre de 2007

MI HISTORIA ENTRE TUS DEDOS

A veces la gente hace daño.Si nos atascamos en el rencor o dolor,quizas tengamos razon,pero no seremos mejores ni más felices.No es cuestión de perdonar sino de alejar el resentimiento y cambiar ese sentimiento por uno mejor.
Yo,prefiero quedarme con este post.
Final de un día maravilloso, en una noche donde volvíste a reencontrarme con el secreto de la luna menguante (la luna es mentirosa), que alguien de tu ciudad hace años me enseñó . Allí estábamos, con música a medio volumen, en ese auto … esperando llegar a mi destino. Yo sentada en el asiento de adelante, con mi tobillo descolocado por ese esguince crónico, viendo atentamente las calles, de esa ciudad que hacia pocas horas agradablemente descubrí, memorizando avenidas, tratando de ocultar el leve dolor que me trae de vez en cuando mi desmedido amor al baile. No pude menos que enseñarte mi tobillo dolorido ..…cuando el dolor se hizo insoportable ( siempre me gustaron las despedidas originales).te ofreciste a aliviar con un masaje mi dolor.
En ningún momento dudé, deje que tus dedos presionaran cual experimentado fisioterapeuta la zona dolorida, pensé en la situación tan graciosa y sonreí. Tus dedos trazando círculos sobre mi dolorido pie, hacia dentro y hacia fuera ( estos ayyyyyy que daño) sin cremita ni ná. Y la leve luz dorada de noche de ciudad acompañando la escena, no se si duró unos segundos o minutos , fue necesario movilizarlo y para tal función lo único que encontramos fue mi pasmina negra, suavemente inmovilizaste mi díscolo tobillo y el dolor fue cesando. El tercer paso la elevación del elemento dañado y ofreciste amablemente el salpicadero de tu auto donde reposó durante el resto de trayecto mi dolorido pie .
Llegamos a mi destino, el dolor había disminuido y baje del auto aliviada. Luego un beso en la mejilla, un agradecimiento infinito un –adiós-y nada más. Camine despacio hacia aquella puerta enorme y tras introducirme en el ascensor que me condujo a la octava planta desembarque en mi habitación ,coloque algo frío alrededor del tobillo y me deslice entre las blancas sabanas. Desperté recordando cada instante del día anterior, la inflamación había desaparecido y al posar el pie sobre el piso no hubo necesidad de temer. Paré y sonreí porque todo era sencillamente agradable……......GRACIAS

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres un verdadero encanto.
Nadie podría perdonar sin perdonar.
Tu lo haces.
El que te hace daño no te merece, tu....... le quieres.
Un beso.

Anónimo dijo...

que tengas un buen fin de semana.

un abrazo

pepe

Anónimo dijo...

Muy bonito..dar masajes está muy bien casi mejor que recibirlos..

un abrazo

A mi me pasó algo parecido en un coche,un frio adios en la parte trasera de un taxi..masajitos al corazón debieron de darme..de como me quedé.

ALHAMA dijo...

A mi me gusta que me los den ,soy incapaz de darlos,porque en lugar de las manos se me escapan las uñas.
Un taxi... si que debe ser frio...y el taxista controlando ufffff.